miércoles, 3 de diciembre de 2014

Los pruebas estandarizadas tipo test en la educación (una moda que se niega a desaparecer)

Jorge H Gómez C





Se habla mucho sobre evaluación educativa en la actualidad.  De hecho existen una gran cantidad de test o pruebas que supuestamente miden que tanto sabe un  individuo. Una prueba muy famosa es la llama PISA (Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes, por su sigla en inglés) es un estudio internacional comparativo de evaluación educativa liderado por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), que se realiza en ciclos trianuales en los que se evalúan estudiantes de 15 años, matriculados entre 7º y 11º grados. Se evalúan competencias en lectura, matemáticas y ciencias. En cada ciclo se hace énfasis en una de estas áreas. Además, se exploran habilidades en aspectos tales como lectura de información en medios electrónicos, alfabetización financiera y solución de problemas.

Según esta prueba, se evalúan competencias, pero, ¿qué es una competencia? Un individuo tiene ciertas habilidades que se evidencian en su quehacer  particular. Por ejemplo un conductor de servicio público para ser competente debe demostrar responsabilidad  respetando las normas de tránsito para no causar accidentes, ser tolerante y amable a los pasajeros que transporta (competencias ciudadanas), tener una buena visión para no chocar otro vehículo (competencias físicas), manejar conceptos básicos de mecánica para que en el caso de fallas técnicas pueda salir del apuro (competencias cognitivas). Según lo anterior, ¿cómo se debería evaluar un individuo para saber qué tan competente es a la hora de conducir?, ¿a través de una prueba estandarizada escrita?, o mediante la observación de sus acciones propias del contexto donde se desempeña? Pareciera ser que se está en el furor de las evaluaciones estandarizadas, pruebas escritas o test, siendo esto así seguramente los expertos nos dirán que a través de una prueba estandarizada podremos saber que tan competente es dicho conductor. ¿Pero a través de unas respuestas escritas si podemos evaluar la capacidad de dicho conductor? ¿No sería más pertinente observarlo en el campo de acción? Conocer como conduce, como trata a los usuarios, como resuelve una falla mecánica, entre otras, podría sernos más útil para evaluar que tan competente es, pues en el campo de acción es donde verdaderamente alguien demuestra sus habilidades, mientras que a través de unas respuestas escritas parece difícil.

El mismo ejemplo se podría tomar para un caso de un escolar que se quiere evaluar, por ejemplo, en el área de Ciencia, pero como los sistemas educativos dan tanta credibilidad a los test, el escolar es valorado desde este tipo de examen. Las mencionadas pruebas estandarizadas, según un informe del Instituto Vasco de Evaluación e Investigación Educativa, manejan códigos para sus respuestas. Tienen unas posibilidades que se acercarían a la verdad y otras que se alejan y están codificadas. La mayoría de las opciones de respuesta son cerradas, reactivos de escogencia múltiple, y como es sabido, los reactivos pueden confundir a la hora de escoger el que se cree como verdadero para una pregunta.

Estas  pruebas no dan la oportunidad de valorar la creatividad del individuo, su capacidad para gestionar emociones (Goleman, 2003) y resolución de problemas reales. La creatividad no se descubre en una prueba estandarizada, los individuos somos diversos y por lo tal poseemos diferentes inteligencias (Gardner, 1983). Lo que se ha creado en los diferentes sistemas educativos es una idea falsa de lo que es la evaluación. Cuando se evalúa un individuo es para que este mejore en sus falencias reales que se le han observado en la práctica, no a través de una prueba escrita minimalista donde las posibilidades de actuar son mínimas por no decir que ninguna. Si el escolar no responde a dichas estandarizaciones se le etiqueta con un porcentaje bajo que supuestamente da cuenta objetiva de su rendimiento, que registra sus competencias. Esto lo que ha creado es un  creciente  acatamiento  a  determinados  tipos  de  pruebas estandarizadas.  En casi todos los sistemas educativos se está  sometiendo  a  los  escolares  a fuerte  presión para que llenen las expectativas del minimalismo de dichas pruebas (Robinson & Aronica, 2009), convirtiéndose en único fin el presentarlas. 




No importa la pedagogía ni la metodología que propenda por el desarrollo de competencias en el contexto real, pues la función del maestro (al cual se le presiona para aumentar los resultados de dichas pruebas) no es otra que la de adiestrar a los escolares en la presentación de test escritos, incluso a los maestros se les capacita para que a su vez adiestren a sus dirigidos. Así, los escolares terminan por dedicarse a contestar una seguidilla de pruebas que terminan por astiarlos.

Bibliografía
Gardner, Howard. (1983) Multiple Intelligences, ISBN 0-465-04768-8, Basic Books. Castellano “Inteligencias múltiples” ISBN: 84-493-1806-8 Paidos
Goleman, Daniel: Inteligencia Emocional. Editorial Kairós. (Junio de 2001) ISBN 84-7245-371-5

Robinson, K & Aronica, L. (2009). El elemento. Grijalbo Mondadori Sa


No hay comentarios:

Publicar un comentario